Por qué leo

 

Alguna vez, siendo yo muy chico, unos 11 o 12 años, tuve la oportunidad de escuchar a Juan Villoro en una conferencia que a la postre cambiaría mi vida: La importancia de leer. En ella Juan nos dijo que leer era, entre otras cosas, una aventura que podíamos tener en un mundo que nos fuera totalmente desconocido. No creo que esta declaración fuera totalmente sincera, pero cumplió su misión: me dieron ganas de leer.

Mas tarde, en momentos solitarios y aciagos encontré en esa aventura dentro de los libros, mundos completos, espacios donde podía yo habitar, aislarme de lo que me rodeaba, incluso de mi mismo y desde ahí verme; a mi yo real, pero desde otra perspectiva. Eduardo Sacheri comentó en una charla que la escritura le permitía poner en otros (sus personajes) los problemas y las dudas que lo inquietaban. Yo encontré en esos personajes esa exploración de dudas y problemas y la hice mía. Me adueñé de sus pasiones, de sus esperanzas, de sus dolores, de sus miedos.

Los libros se convirtieron en un alter-mundo donde podía yo vivir y sentir, desde una posición relativamente segura, aquello que me atormentaba, que me apasionaba, que me embelesaba y por encima de todo que me inquietaba y sobre lo que yo tenía que buscar respuestas.

Pero, en fin, a la postre, no logré las tan ansiadas respuestas, "...un libro se escribe sobre todo para hacerse preguntas. Porque narrar equivale a distanciar, a dar perspectiva y sentido...” esto escribe Piedad Bonnett en “Lo que no tiene nombre”. Y en verdad las respuestas nunca llegaron. Pero sí las preguntas, las mas importantes, las que me confrontaban, las que me sacaban de mis creencias, de mis supuestos, de mi “verdad”, porque como dice Fernando Aramburu: "Primero la literatura, después, si queda sitio, la verdad”.

Así que leo, porque no hacerlo es permanecer en la sombra de mis certidumbres, de mis seguridades, de mi absurda manera de creer y de confiar. Leyendo me reto, me empujo, me vacío y me lleno otra vez, lloro, río, siento, sufro, gozo. Me pongo en una posición de riesgo, de esfuerzo, de incertidumbre, de exposición, y luego regreso a mí, a la normalidad, y me doy cuenta de que ahora, después de esa vorágine soy un poco, solo un poco, más feliz.

Paco Alegría

Feb 2022

 

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