LA CANCION MAS IMPORTANTE


LA CANCION MAS IMPORTANTE

 Vanos han sido los muchos intentos que he tenido por definir cuál es la canción que más me gusta; a pesar de que, siendo músico, es una pregunta que frecuentemente me hacen. Siempre se antepone el estado de ánimo, el humor o la memoria a corto plazo y termino mencionando la que acabo de oír.

 La música siempre ha sido mi compañera, mi yugo, mi escondite, mi éxtasis, mi cómplice, ha estado ahí en todos los momentos de mi vida, los íntimos, los públicos, en los que estoy sumergido en lo más oscuro y recóndito de mismo, y en aquellos en los que muestro lo que soy.

 No sé cuál es la canción que más me gusta, pero he de decir que si existe la canción más importante:

 Antes de que yo naciera, no importa el año, los que no viví fueron todos antes, Bob Thiele y George David Weiss compusieron una canción que fue estrenada y llevada a los oídos de todo el mundo por el inigualable Louis Armstrong en su faceta de intérprete, y que a la postre se convertiría, al menos para mí, en la canción más importante, “What a Wonderful World”.

I see trees of green........ Red roses too

No recuerdo la primera vez que la escuche, debió haber sido en algún largo paseo por el tráfico de la ciudad, con mi papá al volante, escuchando “música de grandes”, muy diferente a la que en aquel entonces me gustaba. A pesar de ser la época de Parchis y el nacimiento de Timbiriche, y de que yo todavía no pasaba de primero de primaria, más bien era fanático empedernido de Kiss, y gracias a mi papá, también de los Beatles, otra música “de grandes”.

I see them bloom..... For me and for you

And I think to myself.... what a wonderful world.

El primer recuerdo perfectamente consciente de “What a Wonderful World” fue en la fiesta de despedida de sexto de primaria, nunca me había tenido que “despedir”, o por lo menos no lo había sentido, y era triste, porque yo sentía que no iba a volver a ver a mis compañeros, situación que se cumplió a cabalidad, pero me acuerdo muchísimo de esa canción, porque me sonaba totalmente familiar, como regresar a casa, a un refugio conocido.

I see skies of blue..... Clouds of white

Bright blessed days....dark sacred nights

And I think to myself.....what a wonderful world.

 Fue durante secundaria cuando por fin logré comprender la letra, y no solo me enamoré de ella; sino que de paso la usé para intentar enamorar a dos o tres compañeritas. Amores pasajeros, más bien fallidos, y eso sí, en el mejor de los casos, de “manita sudada”. Pero ya para entonces era una rara canción que aparecía en los momentos especiales.

Recuerdo con una gran sonrisa aquel último día de clases antes de las vacaciones de diciembre, en que una breve riña en la “cascarita” acabó en una trifulca encarnizada, o más bien en un cirquito romano, porque solo éramos dos contendientes, los demás nada más echaban porras y aplaudían. Salí golpeado adolorido y muy enojado, después de lo que fue un “empate por puntos”, y mientras esperaba a mi mamá en la banqueta, sospechando que la verdadera trifulca apenas iba a comenzar cuando mi madre me viera en este estado, se comenzó a escuchar “What a Wonderful World”, proveniente de un carro cercano; y que buenas vacaciones resultaron ser.

The colors of a rainbow.....so pretty..in the sky

Are also on the faces.....of people..going by

Ya entrado en la preparatoria “What a Wonderful World” acompañó mis primeras borracheras, a pesar de José Alfredo Jiménez que era toda una tradición, y sobre todo me acompañó en aquellas tardes leyendo por horas y horas, tratando de subsanar con libros esa soledad tan aciaga que produce para algunos, como yo, la adolescencia. Y sin embargo la esperanza de ser alguien en la vida de los demás quedaba plasmada en esas palabras cantadas con la ronca voz de Louis.

I see friends shaking hands.....saying.. how do you do

They’re really saying......i love you.

Años después la volví a recordar el día que me llegó aquella esperada carta, más por mis papás que por mí; me admitieron en la universidad. La felicidad me invade, no los he decepcionado, después de mi ridículo promedio de preparatoria, he logrado dar el paso “que sigue”. Y si, en “seis veinte, la música que llegó para quedarse”, ahí estaba.

I hear babies cry...... I watch them grow

They’ll learn much more.....than l’d never know

Que ansiedad tan grande y que impotencia al regresar del hospital, después de ver a mi papá tendido en una cama, internado a causa de un infarto. De ver a mi mamá con el rostro desencajado y fingiendo una fortaleza que a leguas se veía actuada y ver el miedo, casi pánico, a través de ese rostro. No hablábamos en el trayecto, ni una palabra, solo se oía la ciudad, y al momento de prender la radio para disfrazar nuestro silencio, ahí estaba “What a Wonderful World”, como queriendo darnos una palmada en la espalda.

And I think to myself .....what a wonderful world

Era un día soleado, aquel regreso de Cuernavaca, Ro y yo éramos apenas novios, y a pesar de conocernos incluso demasiado en lo teórico, parecíamos púberes timoratos a la hora de tratar de expresar lo que sentíamos en lo práctico, yo siempre calculador y ella siempre “prudente”; solo había una opción, esperar la enseñanza simple pero trascendental de Louis.

The colors of a rainbow.....so pretty ..in the sky

Are there on the faces.....of people ..going by

La boda, después de un larguísimo noviazgo. Tuve que hacer un acto de fuerza de voluntad para no sugerir que “What a Wonderful World” fuera nuestra canción de boda; pero es algo muy íntimo, muy personal, vive conmigo, no la canción, pero si el sentimiento; pero días después otra vez regresó y en plan grande, para que la bailáramos en un pista de mármol, rodeada por escaleras concéntricas y balcones con barandales de cristal, ante un gran ventanal por el que se alcanzaba a ver la luna del Caribe y nosotros vestidos de gala, escuchándola sonar de un trío que de tal magistralidad, verdaderamente la inmortalizó en mi recuerdo.

I see friends shaking hands.....sayin.. how do you do

They’re really sayin...*spoken*(I ....love....you).

Llegó la sombra, el silencio total, el más descarnado de los dolores; se secan las lágrimas de agotamiento, se pierden los sentidos, las nociones, las ideas, la voz, la intención, la voluntad. Se respira casi con la desesperanza de saber que cada exhalación no será la última, y que tendremos que pasar una más, aunque no queramos. El día después de que, al fin, despedimos las reliquias de Santiago, mi primogénito, apareció Louis. El silencio fúnebre había durado más de una semana, y no había alguna palabra acaso que quisiéramos decir o escuchar. Cualquier sonido, inclusive la música, había desaparecido. Era tiempo de intentar regresar a la “normalidad” y precisamente preparándome para ir al trabajo después de un tiempo de ausencia, y poder regresar al consuelo esperado de la rutina, sonó “What a Wonderful World”, como si se burlara de mí, como si hundiera su mano a través de la honda herida que aun sangraba profusamente y tratara de arrancarme el último rastro de vida que me quedaba.

I hear babies cry...... I watch them grow

You know their gonna learn a whole lot more than I’ll never know)

Ha pasado un año, y ahora estoy en Nueva York, en Central Park, y me sorprendo a mí mismo, cuando, además de la euforia causada por reencontrar mi capacidad de asombro, me doy cuenta de que la vida me está estrechando. Veo a Ro, siempre diligente, adaptada y "poco asombrada" como de costumbre, es la misma, original, tierna, preocupada de lo que yo considero banal, y despreocupada de todo lo demás, única; y aun la quiero igual, probablemente más. Saliendo del Metropolitan Opera abrazo a mi mamá, y siento ese calor seguro, que te regresa a la infancia, que solo se puede sentir en los primeros brazos; y cruzo una larga charla con mi papá, mi gran amigo, mi guía, mi apoyo, mi comparsa; estamos tomando un café en el Lincoln Center, y es ahí donde vuelve a aparecer Louis. Es él, el primero, porque si bien he escuchado y disfrutado muchas versiones Satchmo es el primero, el origen.

Sigo instintivamente el sonido, me lleva al interior de una tienda de discos, se me acerca un dependiente y me pregunta si me puede ayudar, solo atino a decirle que esa canción es hermosa, y que nunca había disfrutado tanto su melodía y su letra; me responde: está Usted de suerte, hoy nos llegó este disco de recopilación remasterizada de éxitos del Sr. Armstrong...

Si, es verdad: “qué mundo tan maravilloso…”

And I think to myself .....what a wonderful world

Yes I think to myself .......what a wonderful world.

 

Octubre 2006;

Paco Alegría


Comentarios

Entradas populares